Depredadores y presas
La depredación es un tipo de relación que se establece entre una especie que se come a otras; incluso a los herbívoros se les llega a considerar depredadores.
La depredación no es perjudicial para la población de la presa; por el contrario, funciona como un método natural de control para eliminar a los individuos enfermos, débiles o menos dotados para defenderse. Además, la depredación ayuda a la población de presas a regular su fuente de alimentos, pone a pensar que pasaría si se extinguieran los leones y la población de cebras crecieran demasiado. Cuando ha existido por mucho tiempo la relación depredador-presa, ocurre un fenómeno llamado co-evolución, es decir, cambios evolutivos simultáneos en ambas especies, debido a la competencia que se establece entre ellas. El depredador desarrolla más su capacidad para capturar a su presa, y estas capacidades para escapar. Si estas adaptaciones no ocurrieran, una de las dos especies se extinguiría.
Como resultado de la evolución los depredadores tienen estructuras y estrategias para obtener su alimento: fuertes garras, dientes caninos desarrollados, reacciones de movimiento rápido y certero, colores que les permiten ocultarse, etcétera.
Las presas también evolucionan para defenderse del depredador, por lo que han modificado sus estructuras y estrategias para evadir a los depredadores. Por ejemplo, algunas plantas han desarrollado con el paso del tiempo espinas, púas u hojas con gran cantidad de cera.